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CARTA DE LA COORDINADORA: LA DONACIÓN DE SANGRE EN LA SINDEMIA: COVID-19
Dra. Erkuden Aranburu

Avanzando en el análisis de la situación actual ocasionada por la aparición del virus SARS-CoV-2 el pasado diciembre en la provincia China de Wuhan y la posterior declaración de la OMS de pandemia COVID_29 en marzo, creo muy interesante y acertado la lectura y reflexión de la editorial del Lancet, publicada en septiembre y escrita por Richard Norton.

Cuando el mundo ya se aproxima al millón de muertos de COVID-19 es una realidad que estamos muy lejos de conseguir manejar el brote de este nuevo coronavirus. Todas las intervenciones se han dirigido a limitar la transmisión del virus controlando la expansión del patógeno. Pero lo que hemos aprendido hasta ahora nos dice que la historia no es tan simple.
Explica cómo están interactuando dos enfermedades: el síndrome respiratorio agudo severo que ocasiona el coronavirus 2 y un amplio espectro de enfermedades no comunicables.
La suma de estas enfermedades en este entorno de grandes diferencias sociales y económicas aumenta los efectos de cada enfermedad por separado.
COVID-19 no es una pandemia. Es una sindemia. La naturaleza sindémica de la amenaza a la que nos enfrentamos nos exige una postura equilibrada si queremos proteger la salud de nuestras comunidades-.
La noción de sindemia fue concebida en los años 1990 por el antropólogo americano Merril Singer. En 2017 junto con Emily Mendenhall y colegas argumentó que una sindemia pone al descubierto las interacciones sociales y biológicas que son importantes para el pronóstico, el tratamiento y la política de Salud.

El artículo continúa, pero es en este contexto donde haciendo mío el concepto de sindemia veo que el esfuerzo de los Bancos de Sangre para conseguir componentes sanguíneos y hemoderivados, fundamentalmente estos por su escasez, alto precio y aumento constante de la demanda, debe de intensificarse para no dejar desatendidos a los millones de pacientes que nos necesitan.

Es una realidad que las donaciones han disminuido con mayor o menor intensidad en todos los países y en todas las comunidades, pero a pesar de que muchas intervenciones y otras actuaciones que precisan soporte hemoterapico se han aplazado por esta nueva era COVID, las necesidades de los enfermos con patologías graves, que alcanzan en algunos casos el 40-50 % de consumo de nuestros productos, continúan y la posibilidad de fallecer se ha incrementado por tres en esta población de riesgo.

Hay que insistir en que las medidas de seguridad y control que se han adoptado en los CT/BS de nuestro país son las requeridas y sometidas a los cambios pertinentes conforme se va teniendo alguna evidencia acerca del comportamiento de esta sindemia.

En este sentido remarcar que: Hasta la fecha no se ha detectado ningún caso de COVID-19 transmitida por transfusión (Hemovigilancia), que no hay evidencia que indique que este coronavirus pueda transmitirse a través de una transfusión sanguínea (Investigación) y que las medidas de prevención dirigidas al personal, a los donantes y a mantener la seguridad de la sangre y de los CS son óptimas.
A las conocidas medidas de protección de donantes /personal, cita previa, información específica si síntomas, movilidad de colectas…. Se añaden las aplicadas a las sangre y CS: reducción de patógenos en plaquetas y plasma, que eliminan un amplio espectro viral, incluido el SARS-CoV-2, cuarentena de CH (14 días antes de distribuir) e incidir en que la Hemovigilancia en este escenario juega un papel fundamental insistiendo en la notificación de infección por parte del donante para poder comunicar al receptor si realizó una donación antes de la aparición de los síntomas y vigilar su evolución.
El confinamiento, la limitación de la movilidad, el número exacerbado de casos positivos y la abrumadora “información” ahora conocida con el neologismo de Infodemia que hace referencia a un exceso de información acerca de un tema, mucha de la cual son bulos o rumores que dificultan que las personas encuentren fuentes y orientación fiables cuando lo necesiten, ha hecho y está haciendo que muchos donantes no acudan por simple y vulgar “miedo”. Para revertir esta situación es imprescindible que se impliquen las autoridades para enviar mensajes positivos entorno a la donación: su necesidad y su seguridad.

En este contexto es de agradecer el trabajo multicéntrico ORCETRASA, coordinado por Josefa D. Martín Santana acerca de las causas que conducen a una persona a no donar y que nos aporta lecciones muy interesantes.

Este número incluye una felicitación calurosa y merecida a nuestro compañero y amigo Miquel Lozano por su reciente nombramiento como Editor Jefe de la prestigiosa revista “Vox Sanguinis” de lectura, me atrevería a insinuar, casi obligatoria para los profesionales que trabajamos en el campo de la donación y la transfusión.

El equipo de la Dra. Lopez Soques nos envía un trabajo meticuloso y demostrativo de que la Hemovigilancia tiene mucho que aportar. Hay que detectar los errores, analizar las causas y poner los medios para que nos e vuelven a repetir. Lo que es de tanta importancia a nivel local tiene mucha mayor trascendencia cuando la suma de las comunicaciones ayuda a tomar decisiones de mayor calado.

Por otra parte, el Dr. Eduardo Muñiz-Diaz actualiza la situación de los CH de fenotipos raros que vine ayudando de forma incontestable a la mejora de la práctica transfusional

Una última referencia a las recomendaciones de la OMS para establecer programas de plasmaferesis con el objetivo de conseguir el auto abastecimiento de PDMP (Plasma Derived Medical Products). En este sentido estas son los datos que maneja.

“Solo 55 de los 171 países que han respondido a la encuesta producen Productos derivados del plasma (PDMP) por medio del fraccionamiento realizado al plasma recolectado en su país. 90 países importan todo los PDMP, 16 países no emplean estos productos y 10 no responden
Es responsabilidad de los Gobiernos asegurar un depósito de PDMP suficiente y equitativo, especialmente Inmunoglobulinas y factores de coagulación para prevenir y tratar una gran variedad de enfermedades graves en todo el mundo” World Health Assembly resolution WHA63.12