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Dr Fernando Monsalve. Centro de Hemoterapia de Castilla y León.

La calidad en nuestras actividades es fundamental tanto para procurar la óptima efectividad y seguridad de la transfusión y terapia celular, como en cuanto a buscar la eficiencia y evitar el despilfarro de recursos.

En los últimos años, en la práctica totalidad de los centros y en muchos servicios de transfusión hemos implantado sistemas con certificación CAT y/o ISO 9001. Sin embargo, esto ya no es suficiente. Las autoridades sanitarias y la normativa nos obligan a adoptar una perspectiva cercana a la de la industria farmacéutica, con las Buenas Prácticas, que introducen conceptos como la gestión de riesgos, la gestión de cambios, el plan maestro de validación, la secuencia de fases en la cualificación de equipos, etc.

Ante esto, algunos se preguntan: Si ya lo estamos haciendo bien… para qué nos sirve todo esto ¿nos va a aportar realmente alguna mejora?

Nosotros proponemos, por el contrario, adoptar una actitud proactiva, buscando lo positivo de estas nueva exigencias, incluso ir por delante buscando otros enfoques útiles.

La gestión por procesos, la gestión de proyectos y las buenas prácticas son algunos de los diferentes acercamientos a la gestión de la calidad, o es lo mismo que decir la calidad de la gestión. Estos enfoques y otros, como el Lean Management, deberíamos verlos como oportunidades: aunque es verdad que lo estamos haciendo bien, podemos descubrir que lo podemos hacer aún mejor.

En particular, la aplicación de los conceptos y metodologías de la gestión de proyectos nos puede ser útil a los centros y servicios de transfusión para innovar en productos/servicios, para la mejor gestión de los cambios y para el abordaje de los nuevos servicios que ofrecemos o nos demandan.