Diferencias internacionales en la formación de residentes en hemoterapia. ¿Qué no estamos haciendo bien?.  

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Dra. Gemma Moreno

  • La formación en hemoterapia durante la carrera de medicina es escasa en comparación con otros países.
  • En España la especialidad de hematología y hemoterapia son 4 años, con una rotación de tres meses por el servicio de transfusión y otra de un mes por un centro de transfusión.
  • Aunque no existe mucha bibliografía al respecto, se han publicado diversos estudios que demuestran lo siguiente
    • Si bien al final de la residencia el nivel de conocimientos de los MIR mejora, respecto al nivel de los dos primeros años de residencia (similar al adquirido durante la carrera), en líneas generales su formación en hemoterapia es menor de lo deseable. Se obtienen mejores resultados cuando el residente ha recibido sesiones específicas de formación de más de 3 horas.
    • No obstante lo anterior, los residentes de hematología demuestran un mayor nivel de conocimientos en hemoterapia, aunque -al igual que los de otras especialidades- deben mejorar algunos aspectos formativos como el diagnóstico y manejo de las reacciones transfusionales, más teniendo en cuenta que prácticamente el 100% de ellos prescriben transfusiones y solicitan el consentimiento informado al paciente. En el estudio BEST-TEST (Transfusion 2016; 56:285-289) el 87% de los residentes de hematología encuestados considera necesario mejorar su formación en medicina transfusional.
  • En cuanto a las diferencias con los programas formativos de otros países de nuestro entorno:
    • En Reino Unido e Irlanda existe la especialidad en hematología y son 5 años frente a los 4 que actualmente son en España. El programa formativo de ambos países es muy similar. Su periodo de formación incluye 3 meses por un servicio de medicina transfusional y otros 3 por un centro de transfusión. El programa formativo del Reino Unido se basa en competencias y su contenido es eminentemente teórico. En ambos países los residentes tienen que pasar con éxito 2 exámenes.
    • El 40% de los residentes de hematología británicos están descontentos con la formación recibida y un 20% de los R3 no se han enfrentado nunca a un problema transfusional, lo cual puede ser un hándicap en un país en el que el 28% de los hospitales no cuentan con un experto en medicina transfusional.
    • Alemania es el único país de nuestro entorno que tiene una especialidad de tres años en medicina transfusional. Francia y Países Bajos no la tiene como tal aunque sí existe lo que se denomina “experto en medicina transfusional”, titulación a la que pueden acceder diversos especialistas (anestesiólogos, cirujanos, internistas, pediatras, hematólogos) y que se puede obtener tras un periodo de formación variable en Francia y de 18 meses en Países Bajos (reducibles a 6 meses en el caso de los hematólogos). En los tres países es preceptivo pasar un examen para obtener la titulación.
    • En USA existen dos niveles de titulación en medicina transfusional: Clinical pathology y Fellowship, con 3 meses y 12 meses respectivamente, de formación. También se precisa pasar un examen para obtener la titulación. Estos programas son eminentemente prácticos, a través de la inmersión del alumno en un servicio de transfusión, y tienen mucho contenido en PBM.
  • Es importante incorporar técnicas activas de aprendizaje para fomentar el compromiso del alumno y auto docencia. Entre las herramientas formativas destacan las siguientes:
    • Transfusión Camp (5 sesiones de 1 día): se ha comprobado (estudio BEST TEST) que su uso mejora los resultados.
    • Flipped classroom: mejora los resultados a través de la entrega del material didáctico previo al desarrollo de la actividad formativa.
    • Talleres de simulación: Lo que mejor se aprende y se retiene es lo que se ve y se hace.
    • Métodos utilizando internet:
    • Correos electrónicos interactivos: Transfusion News Question of the Day (http://transfusionnews.com/path-question)
  • Uno de los objetivos de la Asociación Europea de Hematología (EHA) es armonizar el conocimiento en hematología entre los especialistas de todos los países europeos a través del desarrollo del Currículum Europeo de Hematología (CV-EHA). Se trata de un documento con recomendaciones sobre niveles mínimos de competencia, conocimiento y habilidades en hematología. Más allá de resumir los temas de hematología pretende servir como herramienta de capacitación, facilitando la identificación de lagunas en el conocimiento para mejorar la calidad de la formación en hematología. En España
  • El CV-EHA fue introducido por primera vez en 2006 y se actualiza periódicamente, por lo que sigue siendo una herramienta de formación vital para los hematólogos en Europa y más allá.
  • En España el programa de formación del médico interno residente en hematología viene especificado en la orden SCO/3254/2006. En él se definen los conocimientos y las habilidades que el médico en formación tiene que adquirir y se establece el nivel de capacitación final que debe alcanzar durante los 5 meses en los que va a formarse en medicina transfusional e inmunohematología, incluyendo el mes de rotación por el centro de transfusión.
  • Para poder valorar si el residente está adecuadamente formado, es importante conocer y manejar las diferentes herramientas de evaluación de la formación existentes, desde la simple observación, pasando por la auditoría, el portafolio, el examen y el feed back de 360º. También es importante saber lo que evalúan y cuando utilizar cada una de ellas.
  • Revisada la literatura al respecto en cuanto a las diferencias y similitudes con los programas formativos de nuestro entorno podemos decir que la formación en hemoterapia de nuestros residentes, aunque limitada en el tiempo, es eminentemente práctica y más completa que la de otros países vecinos.
  • En España se está gestando un nuevo programa de formación para los residentes en hematología y hemoterapia de 5 años de duración.
  • A la vista de lo anteriormente expuesto, y con la finalidad de optimizar el potencial de los residentes en hematología y hemoterapia en nuestro país, parece conveniente que los nuevos programas formativos:
    • Se basen en competencias.
    • Incluyan temas emergentes como el PMB, nuevas alternativas terapéuticas mediante aféresis, procesamiento de diferentes productos celulares, PRP, plasma antólogo.
    • Incluyan la asistencia a cursos teóricos en hemoterapia.
    • Potencien los aspectos prácticos e incorporen tareas específicas asociadas a cada área de conocimiento.
    • Estimulen el interés por la investigación.
    • Favorezcan el uso de herramientas formativas motivadoras e innovadoras.
    • Incluyan instrumentos para evaluar el aprendizaje.

Formación de enfermería y TEL en hemoterapia (centro y servicio de transfusión). D. Juan Ignacio Joga

  • La falta de formación está relacionada con el aumento de incidentes y con la ineficiencia.
  • Para evitarlos es imprescindible disponer de profesionales correctamente formados y competentes que sean capaces de asumir las directrices legales, así como las recomendaciones y la evidencia científicas, conforme a los procedimientos operativos y de calidad de la organización.
  • El contenido curricular en hemoterapia del grado de enfermería y de la titulación de técnico superior en laboratorio clínico es muy básico. El periodo de prácticas de los técnicos de laboratorio es variable y en un porcentaje importante no llegan a rotar por un centro y/o servicio de transfusión.
  • Los centros y servicios de transfusión han de disponer obligatoriamente de un sistema de gestión de calidad en el que se incluyan los requisitos para la gestión de la formación del personal (definición de los perfiles de cada puesto de trabajo, programación de los periodos formativos, criterios y métodos de evaluación de las competencias, mantenimiento de la cualificación, etc).
  • La planificación de estrategias formativas y de capacitación en los centros y servicios de transfusión está bastante generalizada, pero no exenta de dificultades.
  • Los programas de formación inicial y continuada de este personal deben de tener en cuenta la complejidad de la organización, adaptarse a las necesidades específicas del departamento, centro o servicio de transfusión e incluir contenidos teóricos, técnicos, tecnológicos, de gestión de calidad, de gestión de la tecnología de la información y actitudinales. Es importante que profundicen en el conocimiento de los procesos y de las interrelaciones con otros profesionales y departamentos.
  • La adquisición de las competencias necesarias para el desempeño del trabajo implica un largo periodo formativo, durante el cual el profesional aún no es autónomo al 100%. Esto puede incidir en la cobertura de la actividad de las áreas y en la calidad de la asistencia.
  • El marco legal que regula los recursos humanos es un factor de impacto determinante en la gestión de la formación: Los cortos periodos de contratación y el alto índice de rotación del personal en los servicios obliga a realizar capacitaciones básicas y parciales, lo que limita la polivalencia del personal, con la consiguiente dificultad a la hora de cubrir eficazmente las distintas áreas de actividad.
  • Capacitar tiene costes elevados. Al margen del tiempo invertido, en la formación del personal están implicados gestores, formadores, tutores, y evaluadores de las competencias. El tiempo y los recursos empleados para formar deberían cuantificarse y e incluirse en cualquier cálculo referido a gestión de recursos humanos

Formación del resto del personal hospitalario. Dra. Begoña Herrero Garrote

  • Además del personal del servicio de transfusión, son muchos los profesionales que intervienen en las diferentes etapas del proceso transfusional. No todo el personal implicado conoce los pormenores del proceso, ni sus riesgos.
  • La mayoría de los médicos tienen unos conocimientos muy escasos acerca de la serología de grupos sanguíneos, las características de los componentes ni las pruebas de compatibilidad.
  • Hay que prestar una particular atención a la formación de los médicos residentes pues su formación en hemoterapia y en medicina transfusional durante la carrera y durante la propia residencia es muy escasa y se limita a una charla informativa en el curso de bienvenida.
  • Muchas especialidades no tienen formación posgrado en medicina transfusional, como por ejemplo UCI y anestesia. En otras como Medicina Interna los residentes rotan por la planta de hematología pero no por el banco de sangre.
  • La realidad es que el nivel de formación de los médicos no hematólogos se aleja bastante de la que a tenor de lo establecido en las guías y recomendaciones deberían tener. Por ello desde los comités hospitalarios de transfusión, que son multidisciplinares, se deben poner en marcha las estrategias y planes de formación necesarios que permitan mejorar la formación del personal y fundamentalmente los siguientes aspectos:
    • Hasta un 35-37% de los componentes sanguíneos están mal indicados. Hay una sobre-indicación y una sobredosificación (aún existe la creencia de que los concentrados de hematíes se deben trasfundir “a pares”) que exceden lo establecido en las guías y viene avalado por la evidencia científica. Los comités hospitalarios de transfusión deben velar porque se implementen y se sigan las guías de transfusión.
    • La mayoría de los médicos no hematólogos no conceden toda la importancia que tiene a la correcta cumplimentación del volante de solicitud de transfusión.
    • No siempre se conocen, ni se aplican adecuadamente las estrategias de ahorro de sangre (PBM) disponibles: preoperatorias (ferroterapia, EPO), perioperatorias (hemodilución normovolémica, recuperación perioperatoria), trasfusión restrictiva en pacientes anémicos sin sangrado activo, tromboelastografía, uso de determinados fármacos (complejo protrombínico, fibrinógeno, antifibrinolíticos, desmopresina, FVIIa).
    • En cuanto a los errores en la administración hay que señalar que la mayoría se producen en la cabecera del paciente y se deben a una incorrecta identificación del mismo. Hay que hacer hincapié en la importancia de la identificación positiva.
    • También hay mucho desconocimiento de los incidentes y casi incidentes y de los errores que se pueden producir en el momento de la obtención de la muestra del paciente. Esto implica que existan dificultades a la hora de prevenir, diagnosticar y manejar los problemas que se derivan de ello, más teniendo en cuenta que el médico que diagnostica estos problemas no suele ser el médico que indicó la transfusión, que lleva normalmente al paciente. Muchas de estas dificultadas se deben a la falta de información o de registros en la historia del paciente.
    • Otro aspecto que debe ser mejorado es la formación de lo que debe ser notificado, cómo hacerlo y qué registros se precisan.
    • También hay que hacer hincapié en las normas de recogida y entrega de los componentes sanguíneos de forma que se respeten los requisitos para que llegue a su destino y que se transfunda lo antes posible, al paciente correcto sin que permanezca más tiempo del permitido sin control de temperatura.
  • Para que los programa de formación tengan éxito se precisa de liderazgo, apoyo institucional y compromiso al más alto nivel.